Nunca tuve la sensación de vivir en un sólo mundo…
Sólo sé cosas sobre pertenecer a ciertas certezas que nacen
de ciertas bocas, la luz del sol lo sabe: por eso de noche se
esconde…
Tiene que recuperar fuerzas…
Estos
días son especialmente así, días en los que te gustaría no rendirte de ti misma…
En los que te gustaría dejar a un lado la huida hacia adelante y parar,
no sentirte
cansada, agotada, tan vacía como llena de una pesada culpabilidad
que rebosa
hasta el punto de que algún día habrá de explotar aquí adentro;
y por eso corres, por eso me da miedo irme aun mas lejos porque lo
bueno debería de
abundar y si algo me enseñó antes de irse, es que también hay que
saber irse sonriendo;
a los tuyos, a los que siempre son, serán y fueron...
Me
he hecho adulta en un mundo que se parece muy poco al de mi infancia...
Crecer duele, lo decían los médicos cuando pasabas 10 días en cama
con gripe y de
pronto te quedaba corto el vestido...
Siempre tengo miedo a no ser una solución, es un miedo simple pero
es mío…
La
dosis de raciocinio y convulsión de la juventud de mi padre, dieron pie a una
niña
a la que esencialmente le enseñaron a soñar, amar y ser amada…
La niña más querida de este Universo…
Bueno, seguramente una de ellas…
Esos sueños ya te situaban a cierta distancia de la realidad de
este mundo, de cualquier
mundo y la adicción que producía esa sensación de complicidad y de
ganas de aventura
con un progenitor que era el cómplice perfecto es, simple y
llanamente, irrepetible…
A
pesar de todo, la vida te regala instantes que te re encuentran contigo misma y
sientes
que estos ojos, que este pelo, esta boca, estas manos, este
cuerpo, estos pies que son
los tuyos, son tu hogar, tu mundo y el mío y disfrutas tanto estar
cogida de unas manos,
no cualquier manos sino de las tuyas especialmente y escuchar
música, cualquier música...
Soñar en alto, hablar en sueños, Volver a ese sol de la infancia…
Y
ya no estás, ni volverás, ni te has ido y hay mundos, muchos mundos pero el
nuestro lo
tengo aquí adentro...
El tuyo y el mío...
Es curioso que por ejemplo tú, que estás tan lejos ahora, estés
operativamente infinito más
cerca que los que tengo sentados a mi lado en este momento en el
sofá…
Es una alegría simple, pero es mía…
Te extraño papá!